🏷️: Pregúntame 📨
“Cartas desde Neptuno” es una correspondencia íntima entre personas altamente sensibles, empáticas e idealistas buscando nuestra peculiar forma de encajar en este mundo.
En estas cartas te comparto herramientas y reflexiones que he recopilado en mi búsqueda de realización personal y espiritual, con la esperanza de facilitarte tu camino. Porque, caminando juntos, llegaremos más lejos.
Gracias por leerme,
- Clara. 🌾
Hola mi querido/a neptuniano/a. ¿Cómo estás? ¿Qué tal te han ido estas últimas semanas?
Para mí han sido dos semanas interesantes. Se me han presentado varias sincronicidades y pequeñas anécdotas “mágicas” en relación al tema de pedir y recibir ayuda, en las que la ayuda (de distintos tipos) ha aparecido directamente ante mí, sin pedirla siquiera; yo sólo he tenido que abrirme a aceptarla.
Estoy segura de que esto tiene que ver con que ahora estoy trabajándome este tema, pero también creo que mi última carta me ayudó a desbloquear algo más profundo en este aspecto.
Así que estoy contenta y asombrada con el Gran Misterio que es la vida…
Una de las formas en las que me está llegando la ayuda son las preguntas que me estáis empezando a mandar para la nueva sección de Cartas desde Neptuno, bautizada de manera súper rompedora y original, “Pregúntame 📨”.
(😄)
La primera carta de esta sección trató sobre la alta sensibilidad en los hombres, y la segunda (ésta que estás leyendo) tratará sobre la ansiedad en las personas altamente sensibles:
Pregunta:
[…] creo que [la alta sensibilidad] es parte de la razón por las que mis niveles de ansiedad a veces me superan. Porque son demasiados y no los puedo procesar tan rápido. Quisiera preguntarte, ¿cómo puedo lidiar con los estímulos de la vida, incluso los buenos, para que no promuevan mi ansiedad?
Mi respuesta:
Para empezar, te diré que la ansiedad fue mi compañera fiel y constante durante casi toda mi vida, hasta hace no mucho tiempo. Ahora tengo 41 años, ya para 42, y creo que mi ansiedad no desapareció totalmente hasta los… 36 o 37. Imagínate si tengo anécdotas, “batallitas” y aprendizajes para contar sobre este tema…
La razón principal de que tardase tanto tiempo en superar mi problema de ansiedad es que, en mi caso, sus causas eran complejas y variadas. Y también, que no me puse a trabajar en ello hasta los 25 años.
Pero, antes de entrar a darte mi tentativa de respuesta, quiero hacer una pequeña anotación importante:
Aunque el asunto que voy a tratar hoy discurre en paralelo a la psicología y la salud mental, y me verás utilizar algunos términos propios de la psicología, tengo que aclarar, una vez más (por si acaso), que yo no soy psicóloga ni profesional de la salud. Sólo soy una “hippie con inquietudes” (😂), y mucha experiencia personal con la ansiedad y el desarrollo interior en general.
Te ruego a ti, y a cualquier persona a quien le resuenen estos consejos, que te los tomes simplemente como la opinión personal de alguien que sabe algunas cosas sobre cómo funciona el alma humana.
Si te resuena la idea de recibir ayuda profesional para trabajar el tema de la ansiedad, no dudes en buscarla. Mejor si es con alguien que sea especialista en alta sensibilidad.
Y hasta aquí la anotación. 😌
En mi experiencia y hasta donde yo sé, la ansiedad puede tener múltiples causas. Y cuando digo “múltiples”, me refiero a MUCHAS. Son muchísimas las cosas que nos pueden generar ansiedad, desde causas físico-corporales, mentales, relacionales y energéticas/espirituales, hasta causas socioeconómicas, hormonales o ambientales… Por eso tiene una difícil solución, porque es necesario localizar las causas primero, y encontrar la manera de paliarlas después. Además, a menudo tiene varias causas al mismo tiempo.
Pero que tenga una difícil solución no significa que no la tenga, ¿vale? Es sólo que no es tan fácil de superar como un resfriado; pero no te desanimes por ello.
☝️ De la gran variedad de causas que puede tener la ansiedad hablaba hace poco la compañera
La sobrecarga de estímulos
Creo que, por varias razones, las PAS somos especialmente propensas a la ansiedad. Una de esas razones es la sobrecarga de estímulos, casi inescapable en nuestra sociedad. Y puesto que es sobre este aspecto concreto que me preguntas (sobre cómo manejar la ansiedad que está causada por los estímulos a los que estamos expuestos/as), me centraré en él en esta carta. Pero recuerda que la ansiedad puede tener más causas. Algunas de ellas las mencionaré de pasada, después.
Las personas altamente sensibles (o neptunianas, que es casi lo mismo) captamos y procesamos todos los estímulos de una manera un poco distinta al resto de la gente. Todo lo percibimos y sentimos de forma más intensa y profunda, pues nuestro sistema nervioso capta muchos más detalles que el de otras personas. O, para ser más precisos, filtra menos estímulos que en el caso de las personas que no son altamente sensibles, cuyos cerebros sí que filtran automática e inconscientemente la mayoría de la información que reciben por medio de sus sentidos.
Así, las personas altamente sensibles nos vemos atravesadas por muchos más bits de información que otras personas, porque no tenemos tantos filtros. Nuestros sistemas nerviosos están más abiertos y receptivos al mundo, como las esponjas en el fondo del mar, que viven dejándose atravesar y mecer por las corrientes marinas, sin oponer resistencia al agua que entra y sale de sus cuerpos libremente.
👉 Cuando hablo de los estímulos que nos atraviesan, me estoy refiriendo a toda clase de estímulos, no solamente los sensoriales. Las personas altamente sensibles somos muy sensibles a todos los estímulos:
▪︎ Estímulos sensoriales que vienen del exterior (sonidos, ruidos, imágenes, luces, olores, sabores, texturas, tacto…)
▪︎ Estímulos sensoriales que suceden en el interior de nuestro cuerpo (dolores y molestias internas, placer, cambios en el funcionamiento del cuerpo, etc.)
▪︎ Estímulos emocionales propios (nuestras propias emociones)
▪︎ Estímulos emocionales ajenos (las emociones ajenas que nos afectan)
▪︎ Estímulos mentales propios (nuestros propios pensamientos e ideas)
▪︎ Estímulos mentales ajenos (las ideas expresadas o comunicadas por otras personas)
▪︎ Estímulos energéticos internos (las energías sutiles que nos habitan)
▪︎ Estímulos energéticos del entorno (las energías invisibles que nos rodean)
Las PAS somos especialmente sensibles a todos estos distintos tipos de estímulos, y nos afectan mucho más que a las personas que no tienen alta sensibilidad. Los notamos con mucha más intensidad, y los procesamos más lenta y profundamente.
Esto, más allá de que nos parezca bueno o malo, bonito o feo, es algo que no podemos cambiar ni evitar. Somos así, y lo somos desde que nacimos. Como pequeño dato astrológico que corrobora esto, te diré que la alta sensibilidad se puede ver indicada en la carta astral de una persona. Y la carta no cambia a lo largo de la vida, es algo que queda fijado ya en el mismo momento del nacimiento…
Ahí lo dejo.
Digo esto porque me parece importante remarcar que la alta sensibilidad no es algo que se pueda o se deba intentar “solucionar” porque, para empezar, no es un problema. Es una configuración natural del psico-cuerpo, y que genera una forma de ser y estar en la vida.
Cualquier abordaje que escojamos, cualquier consejo que aceptemos para hacernos la vida más fácil y atenuar las complicaciones que comporta el ser altamente sensibles en nuestra sociedad, tiene que partir de la base de que la alta sensibilidad no se modifica ni se “supera”. La alta sensibilidad es algo que se aprende a llevar bien, aprovechando todas sus ventajas (que son muchas), y suavizando o paliando sus desventajas, en la medida de lo posible.
Una de las principales desventajas que yo veo a la alta sensibilidad es que tendemos a vernos sobrepasados con relativa facilidad por los estímulos demasiado intensos, caóticos, excesivos, rápidos, o “machacones” (demasiado insistentes); un lugar con demasiado ruido, o demasiado calor, o demasiadas personas, o una situación con una carga emocional demasiado intensa, o un día con demasiadas llamadas de teléfono… son sólo algunos ejemplos de cosas que pueden llegar a saturarnos, agotarnos, o incluso llenarnos de ansiedad.
Y da bastante igual si los estímulos son agradables o desagradables, pues la palabra clave en la saturación es “demasiado”. Cualquier estímulo que sea “demasiado” (incluso aunque sea hermoso o positivo) puede sobrepasar nuestra capacidad de procesamiento y hacernos entrar en ansiedad o agotamiento. Como en una computadora en la que abrimos demasiados programas o demasiadas pestañas en el navegador al mismo tiempo, y la pantalla se queda congelada o da error.
Por mi experiencia, creo que, cuando estamos exponiéndonos a estímulos que son “demasiado”, la ansiedad es la primera señal de que hay algo que está superando nuestra capacidad de procesar estímulos. Y el agotamiento sería el resultado de ignorar o sostener la ansiedad durante mucho tiempo.
Algunas causas de ansiedad relacionadas con la gestión de los estímulos
Vamos primero con algunas posibles causas de la ansiedad relacionada con los estímulos, a ver si alguna te resuena. Son causas que yo he identificado en mí misma y en otras PAS con las que he trabajado a lo largo de los años, pero seguro que habrá algunas más.
Todas estas son circunstancias en las que los estímulos que estamos recibiendo son “demasiado” para nuestro sistema nervioso y su capacidad de procesamiento, y nuestro cuerpo responde generando ansiedad para avisarnos de que está sucediendo algo que es potencialmente peligroso:
Estímulos demasiado intensos, de cualquier tipo (sensoriales, emocionales, etc.). Los estímulos demasiado intensos colapsan u ocupan casi toda la capacidad de procesamiento del sistema nervioso, “robándole” la habilidad de permanecer atento al resto de estímulos que están sucediendo alrededor. Al “secuestrar” gran parte de nuestra atención, los estímulos muy intensos nos dejan en una situación potencialmente vulnerable, pues quedamos prácticamente incapaces de prestar atención a otras cosas del entorno. Y el inconsciente sabe que esto puede ser peligroso, por eso avisa con ansiedad.
Estímulos contradictorios entre sí. Por ejemplo: sentir amor o simpatía hacia alguien, y al mismo tiempo estar sintiendo miedo hacia esa misma persona. O sentir mucho frío y mucho calor al mismo tiempo, o mucho placer y mucho dolor al mismo tiempo, o tener al mismo tiempo mucho sueño y mucha prisa o urgencia…
Los estímulos contradictorios entre sí generan una confusión al sistema nervioso, una disonancia interna, y el cuerpo no sabe cómo responder adecuadamente a la situación. Y, al no saber cuál es la manera más adecuada y segura de responder, se siente en peligro, y nos manda un aviso en forma de ansiedad.Estímulos demasiado rápidos, o que se suceden a gran velocidad. Nuestro sistema nervioso procesa la información a un ritmo más lento que en el caso de las personas sin alta sensibilidad, pues analiza y categoriza los datos de manera más profunda, y también porque tiene que procesar una mayor cantidad de datos. Por eso, cuando nos vemos expuestos a información que cambia o pasa a gran velocidad, nuestro sistema nervioso no “da abasto”, no alcanza a procesar todos los datos; y, al saber que hay mucha información que se está perdiendo, muchos datos que se le están escapando, entra en ansiedad: sabe que podría estar perdiéndose algo importante.
Estímulos que tenemos asociados (consciente o inconscientemente) al peligro. Son situaciones que a nuestro inconsciente le recuerdan a alguna experiencia pasada que fue traumática o muy peligrosa. Por ejemplo, lo que te contaba en mi última carta: yo tengo asociado el pedir y recibir ayuda con “peligro” (en este caso, peligro emocional), porque en mi infancia me sentí desamparada, humilllada o abusada en momentos en que pedí ayuda. Y ahora, cada vez que afronto una situación en la que tengo que pedir ayuda, me entra ansiedad porque mi inconsciente sigue creyendo que por ahí podrían venir experiencias emocionales dolorosas.
Este tipo de asociaciones inconscientes estímulo=peligro pueden ser con cualquier tipo de situación. Como quien desarrolla una respuesta de ansiedad al ver a los perros porque, de pequeño/a, fue atacado/a por uno.
Cómo calmar la ansiedad causada por los estímulos
Sinceramente, y a riesgo de causarte una pequeña decepción, debo decirte que creo que cada situación es distinta, y que no hay un único sistema que sirva para gestionar todos los momentos en que aparece la ansiedad debido a la sobrecarga de estímulos. Cada situación es diferente: el contexto cambia, nuestro estado interno cambia, los estímulos no son siempre iguales… y por eso creo que no funcionan siempre igual de bien las herramientas de gestión de la ansiedad.
Pero sí que puedo ofrecerte una tentativa de sistema para gestionar estas situaciones, un andamio de abordaje que sería siempre igual, aunque verás que es bastante general y amplio:
1️⃣ Detectar la ansiedad. Si no nos damos cuenta de que la tenemos, no la podremos gestionar. Esto, que parece una obviedad, no lo es tanto. A menudo, vivimos tan desconectados/as de nuestros cuerpos, que ni nos damos cuenta de que estamos sintiendo ansiedad… Y lo primero es darse cuenta.
Te lanzo un par de preguntas que te podrían ayudar en esto:
¿En qué parte (o partes) de tu cuerpo sientes la ansiedad, cuando la tienes?
¿Cómo describirías esa sensación con tus propias palabras?
Cuando aparece, ¿eres capaz de notarla al instante, o tardas un rato en darte cuenta de que está ahí?
2️⃣ Reducir, eliminar, o alejarse del estímulo. Si sabemos qué estímulo (o estímulos) es el que nos está generando la ansiedad, lo primero es intentar suavizarlo, quitarlo, o alejarnos de él, en la medida de lo posible. Y sin juicios, sin auto-críticas, y sin vergüenzas por tener que hacerlo.
No tenemos que pedir disculpas ni permiso a nadie por cuidar a nuestro cuerpo altamente sensible.
Cada situación es distinta, pero en muchas ocasiones podemos hacer algo por disminuir la intensidad de los estímulos sobrecargantes, o reducir nuestra exposición a ellos. O, incluso, no exponernos a ellos en absoluto.
En esos casos en los que sí tenemos la posibilidad de hacerlo, lo más fácil (y yo creo que lo más saludable, casi siempre) es reducir o eliminar lo que nos está saturando.
Pero, para esto, es necesario que primero nos valoremos y respetemos lo suficiente como para darnos a nosotros mismos lo que necesitamos para estar bien. Y esto, muchas veces, choca con ese mensaje que hemos recibido tan a menudo de que “tenemos que ser más fuertes”, que “tenemos que aguantar”, que “somos demasiado quejicas/sensibles/frágiles”…
De la misma manera que no consideraríamos “demasiado sensible” a un oso polar por morirse de calor en el trópico, ni trataríamos de convencer a un pez de que “aguante un poco más” fuera del agua, no tenemos por qué someternos a nosotros mismos a condiciones que son demasiado extremas para el diseño natural de nuestros cuerpos. Al menos, no si lo podemos evitar…
3️⃣ Hacer grounding/enraizamiento. Si no podemos reducir el estímulo que nos está generando ansiedad, ni tampoco podemos alejarnos de él (bien porque el origen del estímulo está dentro de nosotros mismos, o bien por cualquier otro motivo), tenemos que intentar recuperar una sensación de estabilidad y calma física por nuestros propios medios, a pesar de la presencia del estímulo. Cualquier técnica de grounding que a nosotros nos sirva es adecuada para esto.
“Grounding” significa “aterrizar” o “tocar tierra”, y se refiere a una acción que llevamos a cabo para que nuestro cuerpo (no la mente, el cuerpo) se sienta a salvo en el presente, relajado en el aquí y ahora.
El gesto de quitarse los zapatos y pisar con los pies desnudos en la tierra, en la hierba o la arena, es el ejercicio de grounding más conocido (y muy efectivo en muchos casos). Pero también los ejercicios de respiración consciente, de somática, de tapping, los estiramientos suaves, oler aromas agradables, beber un vaso de agua, comer algo rico, o incluso pedir que nos den un buen abrazo, o hablarnos con compasión a nosotros mismos en voz alta, son buenas maneras de recuperar la sensación de estar a salvo dentro del propio cuerpo.
El grounding consiste en hacer cualquier cosa que le ayude a nuestro cuerpo (insisto: al cuerpo, no a la mente) a sentir que no hay un peligro real, que todo está bien, y que puede relajarse. Por eso son siempre acciones que involucran el movimiento corporal, los sentidos físicos, el placer corporal o la propiocepción física. Pero cada persona y cada tipo de situación requerirán más unas técnicas que otras.
Por ejemplo: si el estímulo que nos está generando ansiedad es un gran dolor o molestia corporal, podría ser adecuado combinar una respiración consciente con enfocar la atención en las partes del cuerpo que no sienten ningún dolor o molestia.
Si el estímulo por el que estamos sintiendo ansiedad es mental (por una cadena de pensamientos negativos que se nos han ido de las manos), se podrían combinar los ejercicios de tapping o unos estiramientos con el uso de algunas frases positivas dichas en voz alta, que nos ayuden a redirigir el diálogo mental hacia otro más positivo.
Si el estímulo por el que estamos sintiendo ansiedad es sensorial, el mindfulness sensorial para enfocar toda la atención en otro sentido (uno que no esté siendo saturado en ese momento), sería una manera de enraizarnos en el presente, a pesar de la presencia del estímulo estresante.
Cada caso es distinto, pero la clave estaría en tratar de devolver al cuerpo a un estado de calma, con las herramientas que más lo calmen en ese momento.
Y aunque creo que no hay un sistema que funcione siempre y en todos los casos, la respiración consciente y el enfoque de la atención en el presente más palpable e inmediato son siempre las columnas centrales de cualquier técnica de grounding.
4️⃣ Analizar la causa de la ansiedad a posteriori. Cuando ya haya pasado el momento de ansiedad y nos encontremos en un estado más calmado y con el sistema nervioso regulado, es necesario analizar qué fue lo que nos causó la ansiedad (o intentarlo al menos).
Si logramos encontrar la o las causas, podremos evitar que esa situación se repita en otras ocasiones, o por lo menos adquiriremos herramientas para sobrellevarla mejor.
Otras causas de ansiedad
Hasta ahora he hablado de la ansiedad que está causada por la sobrecarga de estímulos, pero no quiero perder la oportunidad de mencionar algunas otras causas que podría tener la ansiedad en una persona con alta sensibilidad, y que no tienen que ver con una saturación de estímulos. Todas estas posibles causas son situaciones relativamente comunes para las PAS, y nos pueden generar ansiedad.
Las dejo por aquí por si te sirven a ti, o a cualquier otro miembro de nuestra tribu neptuniana que nos lea:
Los conflictos y tensiones relacionales que no se resuelven. Con mención especial a las relaciones tóxicas. 😬
Un diálogo mental interno muy negativo, autoexigente, catastrofista, o duramente crítico con uno/a mismo/a.
Un estilo de vida inadecuado para la alta sensibilidad (demasiado apresurado o con demasiadas presiones, externas y/o internas).
Algún desequilibrio nutricional que pasa desapercibido (carencia de alguna vitamina, algún nutriente esencial, o mineral —con mención especial al magnesio).
Falta de ejercicio físico y aire libre, por no tener tiempo o entornos propicios.
La ansiedad como Maestra
Si hay algo que aprendí en los 20 años que viví con ansiedad casi constante, luchando en su contra primero, y amigándome después con ella, es que la ansiedad no es una enemiga; es una mensajera, y una maestra. Es una amiga íntima que viene a traernos noticias incómodas o desagradables, pero con buena intención.
Tal y como yo la entiendo, la ansiedad es un aviso que nos manda nuestro cuerpo de que hay algún peligro potencial (remarcando lo de “potencial”) que nos está haciendo salirnos de nuestro centro, de nuestra paz interna natural.
Un pensamiento inquietante que nos atormenta, un peligro externo real o imaginado, un estímulo que amenaza con superar nuestra capacidad de procesamiento, o cualquier cosa que nuestro inconsciente identifique como “potencial peligro”, todo ello puede generarnos ansiedad: nuestro cuerpo reacciona con intensidad, avisándonos de que percibe un posible peligro.
La ansiedad es como una lucecita que se enciende en el salpicadero del coche/auto, avisándonos de que hay algo que podría suponernos un problema, y esto no nos permite estar en paz.
Y aunque el propósito de la ansiedad es bueno (avisarnos de un potencial peligro, que puede ser cierto, o no), ésta comporta una experiencia interna muy, muy desagradable.
Y además su mensaje es difícil de desentrañar, la mayor parte de las veces.
Pero, con el paso del tiempo y una buena auto-observación paciente y compasiva, es posible aprender a entender su lenguaje. Y también es posible aprender a distinguir cuándo sus avisos de peligros potenciales son falsas alarmas, cuándo no lo son, y cómo calmar y hacer sentir profundamente a salvo a nuestro cuerpo.
No es un proceso rápido ni mucho menos, pero se puede hacer. Requiere mucha paciencia, entender a la ansiedad como una mensajera amigable (aunque desagradable), y estar dispuestos a escucharla y entender su lenguaje.
Yo te confieso que le debo mucho a mi gran amiga, la ansiedad. Gracias a ella pude ir detectando qué cosas de las que había en mi vida no me iban bien.
Ella me fue guiando, poco a poco, hacia un estilo de vida más adecuado para mi naturaleza… y yo me dejé guiar. Por el camino se quedaron muchas relaciones tóxicas, formas de pensamiento torcidas, y muchos hábitos insanos.
La ansiedad me fue guiando lentamente hacia una vida en paz, y todo fue gracias a que aprendí a escucharla con compasión, y comprender su lenguaje.
Espero que esta carta de hoy te haya ayudado a entender un poco mejor qué te quiere decir a ti tu ansiedad, cuál es el mensaje o los mensajes que intenta darte, y cómo relacionarte con ella de forma que puedas tomar la información que te trae y utilizarla a tu favor. Para que logres vivir una vida ajustada a tus necesidades, que con la alta sensibilidad son un poco… especiales.
O tal vez no tanto, ¿sabes? Porque las necesidades que tenemos las PAS (una vida más tranquila, lenta, con relaciones humanas bonitas, con más sentido y menos estrés) no son nada del otro mundo, en mi opinión. Son necesidades “especiales” en comparación a cómo está montada la vida en nuestras sociedades modernas, pero no siempre han sido así las cosas.
Y no tendrían por qué serlo.
Vamos, que no es que las personas con alta sensibilidad seamos unos seres extravagantes que necesitamos vivir en una burbuja de cristal, beber solamente agua bendita y alimentarnos sólo de bayas silvestres; lo que necesitamos es una vida más sosegada y menos superficial que lo que nuestra sociedad actual impone.
En parte por eso dejé la ciudad y me fui a vivir al campo hace 15 años, ya te lo conté en esta carta, aunque ese es sólo mi caso personal; no todas las PAS necesitan hacer unos cambios tan radicales en sus vidas como los que yo hice… 😌
Y bueno, hasta aquí por hoy.
Espero que mi respuesta a tu pregunta te haya sido de ayuda, a ti y a otras personas neptunianas que nos lean.
Te agradezco mucho tu confianza en mí para consultarme sobre este tema, que sé que puede ser sensible, y animo a todas las personas que tengan alguna pregunta rondándoles la cabeza, a que me la manden para que pueda ir contestándolas poco a poco en esta nueva sección de Cartas desde Neptuno que tanto me está gustando (y facilitando el trabajo de escritura 😊).
Si quieres comentarme o preguntarme cualquier cosa sobre la carta de hoy, puedes hacerlo abajo, en la sección de comentarios. Me encantará leerte, ya lo sabes.
O también puedes escribirme por privado si lo prefieres, respondiendo directamente a este e-mail, o a clarasiem@protonmail .com.
Nos leemos dentro de 2 semanas, como siempre en sábado, con mi siguiente carta de amor neptuniano para ti. 🥰
Hasta ese día, espero que estés muy bien. Y que, si te visita la ansiedad en algún momento, tú y ella logréis entenderos bien.
Te mando un gran abrazo,
- Clara. 🌾
Si hay algún aspecto de ser una persona neptuniana o altamente sensible que te cause alguna dificultad en tu vida y sobre el que te gustaría hacerme una consulta, mándamela. La responderé con cariño en abierto (es decir, para que la puedan leer todas las personas que forman parte de esta pequeña tribu), pero respetando tu anonimato, claro.
Así, tanto tus preguntas como mis respuestas podrán ser de ayuda a muchas personas a la vez. Porque juntos/as resonamos con facilidad, y juntos crecemos también más fácilmente. 😌💜
Envíame tus preguntas usando una de estas dos vías:
▪︎ Por mensaje privado, a través de Substack (si usas la aplicación). No en la sección de comentarios, por favor.
▪︎ Por e-mail personal, bien respondiendo directamente a este correo, o bien escribiéndome a: clarasiem@protonmail .com.
Y trata de seguir estas pautas, por favor:
1. Sé concreto/a en tu pregunta, no mezcles varias preguntas en una. Una pregunta = un tema.
2. No te alargues demasiado, ni demasiado poco, en tu consulta. Máximo 150 palabras, por favor.
3. Pregúntame sobre cualquier cosa relacionada con ser una persona altamente sensible, como por ejemplo:
✔︎ La autovaloración siendo una PAS
✔︎ Vivir en este mundo siendo una PAS
✔︎ La alta sensibilidad en las relaciones interpersonales
✔︎ El desarrollo interior como PAS
✔︎ La alta sensibilidad en la vida profesional
✔︎ El autocuidado siendo una PAS
✔︎ O cualquier tema sobre el que sientas que yo te puedo ayudar
¡Gracias!
Panel de mando 🎮 (¡mira cuántos botones!):
♥︎ Si quieres mandarme una pregunta para la nueva sección “Pregúntame 📨”:
♥︎ Si crees que esta Carta desde Neptuno puede ayudar a otra persona, compártesela:
♥︎ Si quieres recibir más cartas como ésta:
♥︎ Si quieres invitarme a un té de cortesía 😊:
Disclaimer importante: todo lo aquí expresado es tan solo una opinión personal, inevitablemente sesgada y limitada por mis experiencias vitales, mi personalidad, y la información de la que dispongo hasta este momento. Te ruego que no tomes nada de lo que digo en mis publicaciones como un consejo profesional de ningún tipo, pues no lo es, ni puede serlo.
Gracias por el artículo Clara. Es toda una guía de consulta.
He buscado qué era eso del tapping, que no lo conocía. Una técnica muy curiosa.
Herramientas para lidiar con la ansiedad hay muchas. Lo difícil, a menudo, es acordarse de ellas en los peores momentos 😅
Un saludo.
Importante lo que has dicho de que la ansiedad es un aviso del cuerpo para mostrar que hay algo que está mal, al igual que el miedo nos avisa del peligro, el dolor de algún daño o la fiebre de alguna enfermedad. Saber interpretarlo ya es arena de otro costal y buscar la solución en torno a esa interpretación.
Personalmente cuando algo me afecta lo racionalizo bastante y eso puede tender a caer en una especie de profecía autocumplida por equivocación en el análisis. Quizá esté mal por, no se, me lo invento, algún tema laboral pero pienso que es por no salir al campo y ese fallo me hace además estar mal por no salir al campo... Cosas de la cabeza xD