Discusión sobre este post

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Avatar de Marta y Andreu

Un tema muy difícil, desde luego, Clara. Me encanta que te atrevas con ello y que nos hagas pensar. No sé si seré o no neptuniana, pero desde siempre me ha fascinado la idea del Bien y del Mal y le he dado muchas vueltas, aunque no sé si tantas como tú.

Para mí la mejor definición que he encontrado sobre el mal es la que da Cynthia Bourgeault, una mística cristiana moderna, y es así: "El mal es un campo de energía tóxicamente perturbado y contagioso que se activa en una persona o personas a través de la ejecución de un impulso semi-voluntario impreso como un hábito para destruir o dañar a otros en un esfuerzo por preservar su propio ego o estructura personal.

Complejo, pero porque el propio Mal es un fenómeno complejo. Lo desgrano un poco tal y como lo explica ella y vemos si te cuadra, que yo creo que algo sí que resuena con lo que estás contando en tu carta.

- El mal se activa, es decir, no lo creamos sino que está presente en el mundo y lo llamamos con nuestros actos.

- No hay una "persona malvada" per se sino una persona enganchada a actos malvados por fuerza del hábito, porque su respuesta es habitualmente egoísta. Esto es propio de las personalidades narcisistas.

- Es contagioso: el mal atrae al mal, la violencia engendra violencia. Cuando alguien nos hace daño, es muy difícil no responder de la misma manera. Ese es el gran reto.

- Tiene que ser un acto llevado a cabo en el mundo, no basta con un pensamiento o deseo. Todos deseamos hacer el mal en ocasiones, pero nos contenemos.

- Responde a la necesidad de preservar nuestro ego, que es muy frágil y puede romperse con facilidad. Para los narcisistas, hundir a otra persona ayuda a reforzar su propia estructura es lo que mantiene su identidad a flote.

Desde el punto de vista budista, el mal puede ser simplemente la consecuencia de la ignorancia fundamental: no saber quiénes somos ni cómo podemos ser realmente felices. Por eso estas personas que realizan actos malvados (narcisistas, psicópatas, pero también nosotros en una escala menor), lo hacen llevados por la desconexión con la auténtica fuente de felicidad, que es la interdependencia.

Por otro lado, Charles Eisenstein, otro filósofo que es enormemente inspirador para mí, habla de que hoy en día vivimos una polarización enorme que es lo que está desgarrando el tejido de la sociedad, y esta polarización se basa en la creencia de que el Otro es el Mal y nosotros somos el Bien, y por tanto cualquier acto que realicemos está justificado porque está luchando contra el Mal. Estamos desconectados, condenando y juzgando duramente a la mitad de la humanidad, los que practican una religión o tienen una ideología diferente a la nuestra, cuando en realidad estas personas, en el fondo, no son tan diferentes de nosotros mismos. Cometen errores y hacen cosas malas, igual que nosotros, pero no son esencialmente malos. Ver a alguien como esencialmente malo e irredimible es parte del problema.

En fin, un tema que da para largo, tan largo como milenios que llevamos practicando la filosofía. Me quedo sobre todo con cuidarnos y poner límites a lo que es intolerable. La compasión no implica pasividad.

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Avatar de loisahue

Hola Clara. Este tema puede ser peliagudo para muchos. Y es que muchas cosas de nuestra sociedad se rigen por esta brújula moral, que puede cambiar en cada cultura.

Me gusto mucho como hablaste de la existencia del mal. Muchas veces sabemos en nuestro corazón, una voz de la intuición que estamos haciendo algo malo, pues daña a otra persona o si nos fuera hecho a nosotros sufriríamos. La ley natural.

Creo que he intentado regirme en ella, pero no había escuchado su nombre. Me gusta saberlo pues así puedo buscar más cosas en el futuro.

Muchas gracias y te sigo leyendo 😊

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