🏷️: Autocuidado, Slow-life
“Cartas desde Neptuno” es una correspondencia íntima entre personas “neptunianas” (altamente sensibles, empáticas e idealistas) buscando nuestra peculiar forma de encajar en este mundo.
En estas cartas te comparto herramientas y reflexiones que he recopilado en mi búsqueda de realización personal y espiritual, con la esperanza de facilitarte tu camino. Porque, caminando juntos, llegaremos más lejos.
Gracias por leerme,
- Clara. 🌾
Suena la música suave del despertador, ahogada bajo el peso de la almohada de espuma de alta densidad.
Hace poco que descubrí que tapar el teléfono móvil con la almohada es la única manera de que no despierte sobresaltada por la alarma, con la adrenalina corriéndome por las venas ya de buena mañana.
De buena madrugada, más bien. Son las 5 a.m.
Mi alma regresa despacio y a medias a mi cuerpo, sin demasiadas ganas de volver aquí. Se toma su tiempo.
Abro un ojo para apagar la alarma con un gesto leve de mi dedo índice sobre la pantalla, y el aparato del demonio teléfono móvil se queda en silencio.
Las ranas cantoras que viven en los alrededores de mi casa, o yo en medio de la suya —dependiendo de cómo se mire—, apuran aún las últimas canciones de la noche. Su krrrrooooooooooooo… sostenido y constante es lo único que se oye en todo el valle.
Hay una paz y una magia especiales siempre a estas horas. El cielo aún está totalmente negro, salpicado de estrellas, pero no tardará en empezar a clarear.
Remoloneo. Ya estoy totalmente aquí, en posesión de mi cuerpo, pero no me levanto aún.
Suspiro, o más bien resoplo. No me apetece levantarme, tengo sueño. Ayer me costó dormirme. Pero debo levantarme, si pretendo hacer todo lo que quiero hacer antes de que comience el calor abrasador a las 9 a.m. Sobre todo si quiero darme el lujo de hacerlo todo tranquila y sin prisas, lujo que ya no sacrifico por nada del mundo. No me vine a vivir al campo para pasarme el día corriendo.
Así que me incorporo en la cama con movimientos lentos y pesados, me calzo las chanclas, y doy comienzo a un día más de este verano que ha llegado demasiado temprano.
Desde que llegué a Substack, la única red social en la que publico activamente, he estado tomándole el pulso a la sociedad, desde la distancia. O, al menos, a la porción de la sociedad que se mueve por el entorno Substack. También hago lo mismo en Youtube, pero sin publicar nada.
Y hay varios temas que veo que se repiten en ambas redes, una y otra vez, en distintas bocas y con distintos enfoques: el advenimiento de la IA y sus repercusiones, la “infoxicación” o saturación de pantallas y redes, la preocupante ruptura del tejido social, la necesidad acuciante de reducir el ritmo frenético al que el Sistema nos fuerza a ir… y el anhelo utópico de marcharse a vivir al campo, en plena Naturaleza, y dedicarse a escribir, pintar, cultivar flores, y reconectar con uno/a mismo/a.
De hecho, mi publicación con más éxito hasta la fecha (y con mucha diferencia respecto a las demás) es una que hice explicando cómo y por qué decidí dejar mi vida en la ciudad y marcharme al campo. [Puedes leerla aquí].
Vivir en plena Naturaleza está lleno de pros y contras. Como todo en la vida, supongo. Los pequeños lujos cotidianos, como las noches silenciosas con cielos estrellados, conviven con pequeñas molestias y sacrificios, como tener que hacer girar toda tu agenda en torno al clima y las horas de luz disponibles.
Veo a bastantes personas fantasear con una idea romantizada de lo que —piensan— sería vivir en el campo, y normalmente no digo nada, pues no me gusta ir reventando globitos ajenos con un alfiler, salvo si es estrictamente necesario.
Y no me malinterpretes, por favor. Me encanta vivir en la Naturaleza, no lo cambiaría por nada del mundo. Por nada. Para mí, todas las desventajas que le encuentro a este estilo de vida palidecen ante sus ventajas, que puede que sean menos en número, pero son cruciales. Al menos para mí, y mi alta sensibilidad.
Según mi experiencia, las personas neptunianas (altamente sensibles, empáticas e idealistas) solemos sentir una fuerte llamada a pasar tiempo en la Naturaleza, o incluso a vivir rodeados de ella, como es mi caso. Y esa llamada no es por casualidad. Creo que los/as neptunianos/as nos beneficiamos especialmente del contacto con la Naturaleza, y que es por ello que nuestra intuición (que también solemos tener bastante desarrollada) nos empuja a buscar ese contacto.
Pero hay ciertas particularidades propias de la vida en el campo que pueden ser especialmente molestas o difíciles para una persona con alta sensibilidad, y quisiera compartirte esa información también, por si tú o alguien cercano a ti estáis planteándoos vivir en el campo algún día. Sin ir más lejos, varias personas de las que me leéis me habéis expresado en alguna ocasión vuestro deseo de marcharos a vivir cerca de la Naturaleza. Así que voy a tratar de darte una perspectiva lo más neutral posible de las ventajas y desventajas que puede tener, para una persona altamente sensible (o PAS), la vida en el campo.
👁️ Recuerda, no obstante, que todo lo que voy a exponer a continuación es fruto de mi experiencia particular, ten en cuenta que la tuya no tiene ni tendría por qué ser igual.
Ventajas de vivir en el campo, para una PAS
La ventaja más evidente, y que primero viene a la mente, es que el ambiente en el campo es, generalmente, silencioso y apacible. No hay grandes avenidas ruidosas, ni sirenas de ambulancia, ni vecinos moviendo muebles a las 12 de la noche. Lo normal es el silencio. O, más bien, la ausencia de ruido. Porque silencio total no suele haber nunca, siempre hay una mezcla de sonidos suaves propios de la Naturaleza (el piar de los pájaros, el sonido de la brisa, de los insectos voladores, etc.).
Otra ventaja evidente es que tienes la Naturaleza alrededor, al alcance de la mano. No tienes que desplazarte a ninguna parte para conectar con ella. Vives en ella.
Sin embargo, vivir rodeado/a de Naturaleza no significa que vayas a sentirte conectado/a con su energía todo el tiempo. Dependerá en gran medida de en qué andes mentalmente, de tu nivel de atención al presente, y de tu estado anímico general. Aun viviendo rodeado de Naturaleza, conectar con ella puede requerir un poco de intención consciente.Cuando vives en el campo, sobre todo si es en una casa más o menos apartada, los encuentros e interacciones con otras personas suelen ser, casi siempre, elegidos y relajados. Las charlas con otras personas (vecinos, amigos de visita) son esporádicas, y normalmente no llegan por sorpresa, sino por acuerdo mutuo y previo. Pero, sobre todo, cuando vives en el campo no tienes que preocuparte por aglomeraciones, ni hacer colas, ni soportar intercambios desagradables con desconocidos malhumorados.
Los estímulos a gestionar son muchos menos en el campo, y más predecibles. En general pasan menos cosas, hay menos “fuegos que apagar”, y hay pocos imprevistos, pocas novedades. Casi todas las cosas que pasan en el día a día son habituales. Gracias a esto, se percibe una estabilidad cotidiana que es un tanto difícil de explicar con palabras, y que tiene que ver con que hay menos estímulos que procesar (incluso aunque te pases el día haciendo cosas). Y esto es muy relajante (y sanador) para el sistema nervioso de una PAS.
Éstas son las mayores ventajas que, para mí, tiene vivir en el campo siendo una persona altamente sensible. Hay muchas otras ventajas que no tienen que ver con la alta sensibilidad (como la posibilidad de tener una autonomía alimentaria y energética, por ejemplo), pero hoy me quiero centrar en lo que más nos une, en lo que más tenemos en común en esta pequeña tribu de neptunianos/as.
Estas ventajas (y sus consecuencias en mi salud y mi bienestar emocional) son las razones por las que te decía antes que no cambiaría por nada del mundo el vivir en la Naturaleza.
Aun así, vivir en el campo en una casa relativamente apartada de “la civilización” no deja de tener sus contras. Mi compañero y yo vivimos en una casita semi-autosuficiente en medio de una zona boscosa de difícil acceso, a unos 12 km. de la población más cercana. Trabajamos ambos desde casa, y disponemos de un único vehículo que usamos para nuestros desplazamientos habituales (hacer las compras y recados). Tenemos algunos vecinos relativamente cerca, parejas que viven también en casitas desperdigadas por la zona. El hospital más cercano está a unos 40 min. en coche.
Te cuento todo esto para que te hagas una idea aproximada de mi caso particular, pues hay muchas variables que hacen que la experiencia de un caso a otro cambie bastante. El clima y la orografía del lugar, la distancia hasta la población más cercana, el estado de los caminos y carreteras, si se vive sólo o acompañado, si se es autosuficiente o no, y en qué medida, el estado de salud física de cada cual… todos estos factores son muy importantes, y pueden comportar más o menos desventajas a una vida en el campo.
Te comparto a continuación los que creo que son los contras más habituales de vivir en el campo siendo una persona con alta sensibilidad.
Desventajas de vivir en el campo, para una PAS
El clima y los elementos son determinantes en el día a día, y sus efectos son inescapables. Esto es así para cualquier persona que viva en medio de la Naturaleza, pero en el caso de las personas con alta sensibilidad, puede ser un problema. Dependiendo de lo extremo del clima, la vida puede tornarse un poco compleja para una PAS. Si hace demasiado frío, o demasiada humedad, o demasiado calor, o demasiado viento, una persona altamente sensible tendrá que invertir una cierta cantidad de tiempo, esfuerzo y recursos a tratar de paliar la incomodidad física que le generen esos estímulos, y bajarle la intensidad a los extremos. Para poder funcionar en el día a día con normalidad y no acabar desregulada, requerirá más ajustes y esfuerzos que una persona que no sea PAS.
Otra cosa inescapable son los bichos. Los vecinos no deseados de 6 patas o más son una constante irremediable, por muchos trucos y virguerías que se intenten para luchar contra el asedio. La Naturaleza gana todas las batallas a largo plazo, y ésta es una que suele ganar bien rápido.
Hay muchas personas altamente sensibles que reaccionan con intensidad a los bichos, bien por miedo, o bien porque sus picaduras les causan enormes molestias. Yo estoy en el segundo grupo. Aun así, he aprendido a convivir rodeada de bichitos en relativa calma. A todo se acostumbra uno/a.Los problemas de salud y las necesidades físicas especiales, temas bastante comunes (tristemente) entre las PAS, deben ser tratados con especial cautela y una buena planificación. Al vivir relativamente lejos de hospitales, centros de salud y farmacias, hay que estar bien preparados para eventualidades, y tener siempre medicinas, materiales sanitarios y/o suplementos de sobra almacenados en casa.
Algo que veo que sucede a menudo a las personas que vivimos en el campo es lo siguiente: al requerir un desplazamiento en coche más o menos largo o complejo para cualquier compra o gestión que sea necesario hacer, la tendencia es a intentar juntar el mayor número posible de recados y compras en un solo día, para aprovechar el desplazamiento. Ese día se convierte, entonces, en “el día de los recados”. Y suele acabar siendo una excursión de día entero, corriendo de aquí para allá por la ciudad, algo un poco agotador para una persona con alta sensibilidad. Sobre todo si está acostumbrada a la tranquilidad del campo.
Cuando algo se estropea o rompe (un electrodoméstico, un mueble, un ordenador, una avería en la electricidad o la fontanería de la casa o, lo peor de todo, una avería grave en el vehículo) es mucho más disruptivo y estresante que si sucede en la ciudad.
Contratar a un profesional que se acerque hasta la casa es complejo (o inviable), transportar objetos muy voluminosos hasta casa es costoso (y complejo), y comprar los materiales nuevos o repuestos puede llevar tiempo, a menudo varios días o semanas.
El aislamiento se vuelve en contra cuando las cosas se estropean, y arreglarlas puede costar mucho más tiempo y/o dinero que de lo normal.
Este tipo de eventualidades inesperadas (porque las cosas tienen la mala costumbre de romperse sin avisar) son especialmente estresantes para las personas con alta sensibilidad. Y lo son más, si su solución es compleja y/o costosa.
Hay más desventajas de vivir en el campo que las que he mencionado en esta lista:
- Las posibilidades de encontrar trabajo y generar ingresos se reducen drásticamente a unas cuantas opciones.
- Todo cuesta más esfuerzo y tiempo porque, en general, hay menos comodidades y facilidades.
- Y una vida tan tranquila, con tan pocos estímulos e interacciones sociales en lo cotidiano, puede ser aburrida para algunas personas.
Pero en esta carta me he querido limitar a las ventajas y desventajas que afectan especialmente a las PAS, en mi opinión.
Dime, ¿para ti los pros superarían a los contras? ¿O, al leer esta carta, te has dado cuenta de que tal vez no te compensaría vivir en plena Naturaleza? Ten en cuenta que también existe un amplio abanico de opciones intermedias entre vivir en la ciudad y en mitad del campo.
Te he querido compartir mis impresiones en este sentido por si te pudieran ayudar a tomar una decisión informada, en un futuro. Y también, por si este tema te resulta curioso o interesante, aunque no te plantees irte a vivir a donde Cristo perdió la zapatilla. 😄
¿Me harás un favor? Si te viene a la mente alguna persona altamente sensible a la que crees que esta información le podría ser útil porque está pensando en marcharse a vivir al campo, te ruego que se la compartas.
No quisiera, de todas formas, que te quedaras con la sensación de que esta carta es una especie de queja pormenorizada de por qué odio vivir en plena Naturaleza. Porque no es así. Adoro hacerlo. No me veo a mi misma volviendo atrás, salvo por alguna causa de fuerza mayor.
Cada mañana —cada madrugada— agradezco poder desayunar sin prisas viendo salir el Sol entre los árboles, mientras las ranas cantoras se van por fin a dormir tras toda una noche croando, y los mirlos mañaneros les toman el relevo con sus gorjeos melodiosos.
Esto no tiene precio. Al menos para mí.
😌
Gracias por leerme. Espero que esta carta te haya gustado, resultado interesante, o útil.
Nos leemos dentro de 2 semanas, como siempre, en sábado. Deseo que estés muy bien hasta entonces.
Te mando un gran abrazo,
- Clara. 🌾
¿Hay algún aspecto de ser una persona neptuniana o altamente sensible que te cause alguna dificultad en tu vida, y sobre el que te gustaría hacerme una consulta?
Mándamela, y la responderé en abierto (es decir, para que la puedan leer todas las personas que forman parte de esta pequeña tribu), pero respetando tu anonimato, claro.
Así, tanto tu pregunta como mi respuesta podrán ser de ayuda a muchas personas a la vez. Porque juntos/as resonamos con facilidad, y juntos crecemos también más fácilmente. 😌💜
Envíame tus preguntas usando una de estas dos vías:
🔹 Por mensaje privado, a través de Substack (si usas la aplicación). No en la sección de comentarios, por favor.
🔹 Por e-mail personal, bien respondiendo directamente a este correo, o bien escribiéndome a: clarasiem@protonmail .com.
Y trata de seguir estas pautas, por favor:
1️⃣ Sé concreto/a en tu pregunta, no mezcles varias preguntas en una. Una pregunta = un tema.
2️⃣ No te alargues demasiado, ni demasiado poco, en tu consulta.
3️⃣ Pregúntame sobre cualquier cosa relacionada con ser una persona altamente sensible, como por ejemplo…
🔸La auto-valoración siendo una PAS
🔸Las ventajas y desventajas de vivir en este mundo siendo una PAS
🔸La influencia de la alta sensibilidad en las relaciones interpersonales
🔸El desarrollo interior como PAS
🔸La alta sensibilidad en la vida profesional
🔸El autocuidado siendo una PAS
🔸O cualquier tema sobre el que sientas que yo te puedo ayudar
¡Gracias!
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Soy más urbanita que un semáforo, pero hace tiempo que sueño con mi retiro. No al campo exactamente. Rapa Nui 🙃. Una isla. 7000 personas.
Quizá lo consiga algún día.
En cualquier caso, no tener coche y una cierta aversión a los bichos pueden ser mis mayores puntos de fricción, pero creo que a estas alturas me puede todo lo demás.
🤗
Gracias, Clara. Me ha encantado; incluso he podido sentir cierta relajación leyendo tus descripciones.
Me parece una carta muy pertinente, ya que la mayoría de gente que menciona el campo lo hace para ensalzarlo o criticarlo. Sin embargo, en tu caso describes tu experiencia, mencionando las ventajas pero también la parte menos romántica, la cual es crucial conocer para que alguien pueda tomar una decisión al respecto.
En mi caso, vivo en una zona con algo de tranquilidad, aunque no en el campo. Me encantaría una zona más aislada, o directamente una isla desierta. Pero lo que de verdad me molaría es mudarme a Neptuno.