🏷️: Autoconocimiento, Autocuidado
Hola, ¿cómo estás hoy?
Espero que estas líneas te encuentren bien, con buena salud, y con buenas perspectivas de futuro. Y si no es así, que pronto se te despejen todas las incertidumbres y las dificultades.
Yo estoy contenta de poder compartir contigo una de las herramientas que más me han ayudado (y lo siguen haciendo) en mi día a día. Tal y como te prometí, hoy te traigo un pequeño regalo. 🎁
Ésta carta que lees es la tercera y última de mi serie sobre gestión emocional. Si no leíste las anteriores, es imprescindible que lo hagas para poder entender la de hoy. Te dejo aquí los enlaces a las entregas 1 y 2 de la serie:
🔹 Carta 1 de 3: Surfear emociones
🔹 Carta 2 de 3: Emociones incómodas
En la carta de hoy te explicaré paso a paso cómo es la técnica que desarrollé para aprender a abrazar las emociones con soltura, a la que llamé “Abrazar la Emoción”.
Está todo explicado como si fuera un manual de instrucciones, por si quieres probar a utilizar la técnica, para que no tengas ninguna duda.
👉 (Aun así, si te surge cualquier duda, puedes dejármela en los comentarios o responder a este e-mail, y me encantará ayudarte).
Al final de la carta encontrarás un audio 🎙️ grabado por mí, con un ejercicio de relajación guiado para ayudarte a practicar la técnica que te voy a compartir.
Recordarás que, en mi anterior carta, te hablaba de lo importante que me parece desarrollar una buena relación con nuestras emociones más incómodas: el miedo, la culpa, la tristeza, etc. porque, si no, tendemos a desarrollar “muletas” emocionales no muy sanas, o poco prácticas.
O, en ciertos casos, acabamos perjudicando a otras personas con nuestras emociones sin procesar.
También te comentaba lo difícil que es, viviendo en una sociedad que niega el mundo emocional, desarrollar una relación sana con nuestras emociones más incómodas.
Por último, en mi anterior carta te explicaba por qué creo que las emociones no son ni buenas ni malas, ni positivas ni negativas; si acaso, son todas buenas, porque todas tienen una funcionalidad concreta.
Y dejé para mi siguiente carta (la de hoy) la explicación pormenorizada de mi técnica para desarrollar una relación flexible y madura con todas nuestras emociones, tanto las cómodas, como especialmente, las incómodas.
Así que allá vamos.
Te recomiendo que leas primero el paso a paso, no saltes directamente a escuchar el audio. Es importante que entiendas los detalles, y que avances poco a poco.
Una pequeña aclaración importante:
Lo que te voy a explicar a continuación es un sistema que yo misma creé para acostumbrarme a relacionarme de forma amorosa y consciente con mis emociones, viniendo de donde venía, que era justo lo contrario: la represión y negación de lo emocional.
Inventé este sistema en base a mi práctica de años de meditación Zen y mindfulness, añadiendo elementos de herramientas de sanación emocional que recibí o probé en distintos momentos, como el focusing y el tapping.
A mí me sirve, y a otras personas también les ha servido. Pero no te lo tomes como una prescripción médico-sanitaria. No soy ni psicóloga ni psiquiatra. Sólo soy una persona que ha batallado mucho para lograr estar bien, y que se ha dedicado muchos años a acompañar a otros en su desarrollo espiritual. Nada más.
Si te sirve, fantástico. Si no te sirve, lo lamento mucho.
Y si necesitas ayuda profesional para trabajar algún tema emocional profundo, por favor, búscala y pídela.
Abrazar la Emoción (paso a paso)
Cómo fluir con tus emociones, sean cómodas o incómodas de sentir, sin resistirte a la experiencia ni quedarte atascado/a en ella.
Siempre que sientas una emoción…
1️⃣ Detente ✋
El primer paso consiste en darte permiso para detenerte a estar un ratito con lo que te está pasando a nivel emocional, a poder ser a solas. Dejar de huir de ello, dejar de pelear con la incomodidad, y detenerte voluntariamente a gestionar las emociones.
Esto parece fácil, pero a menudo es el paso más difícil de todos.
Es en el que todos/as nos enganchamos, aferrándonos a nuestras resistencias y mecanismos de defensa contra las emociones incómodas. No queremos sentir lo que sentimos, no queremos estar con ello, no queremos saber nada de ello. Y menos pararnos a mirarlo a la cara, de frente, y a solas.
Pero es el primer paso ineludible, el umbral inevitable que debemos cruzar si queremos relacionarnos de manera consciente y amable con nuestra experiencia interna.
Una forma de suavizar las resistencias es, precisamente, practicar lo suficiente con esta técnica en momentos que sean propicios y decididos por nosotros mismos. No esperar a que la emoción intensa aparezca por la puerta, sino practicar voluntariamente con emociones más suaves, cada día un poquito.
Así, cuando llegue “la hora de la verdad” y nos sobrevenga una emoción realmente difícil e intensa, ya tendremos una cierta práctica acumulada en cómo afrontarla y, además, también tendremos una cierta confianza en nuestra capacidad para hacerlo.
2️⃣ Respira 👃
Una vez que ya hemos superado las resistencias a sentir, el siguiente paso es colocarse en una postura más o menos cómoda, cerrar los ojos, y comenzar a respirar de una manera más profunda y lenta de lo habitual. Aunque la emoción esté ahí presente, molestando, doliendo o quemando.
Respirar, para empezar a conectar con el cuerpo, y para abrir un espacio interno en el que pueda expresarse la emoción.
En el audio que hay al final de esta explicación te guiaré en cómo respirar lenta y profundamente, de manera abdominal, por si te viene bien una ayuda/guía en eso.
La respiración abdominal consiste en involucrar voluntariamente al vientre en el proceso de inhalación y exhalación, para respirar de forma más profunda, relajante y beneficiosa.1
Ten en cuenta que cuando hacemos esto, al principio la intensidad de la emoción aumenta. No es porque estemos haciendo nada mal, sino porque estamos dejando de contraer el cuerpo o dejando de distraer la mente para no sentirla. Y entonces la sentimos más.
Pero está bien, no pasa nada. Es parte del proceso.
Recuerda que esto va de sentir, pero de hacerlo bien, con consciencia y sin perderse a uno/a mismo/a en el camino.
Es un poco como cruzar a pie un río en el que el agua está fría: no puedes pretender no sentir el frío mientras lo cruzas; pero si no te resistes contra la sensación desagradable y continúas cruzándolo, llegas al otro lado sin problema (aunque sea pegando grititos todo el tiempo por el frío).
Y al otro lado hay toallas secas y una hoguera encendida esperándote. 😉
3️⃣ Percibe tu cuerpo 🧘
Lo siguiente es enfocar toda tu atención (o toda la posible) en las sensaciones físicas de tu cuerpo: la tripa hinchándose y deshinchándose con la respiración, el aire entrando y saliendo por las fosas nasales, el peso de tu cuerpo sobre la silla, etc.
Esta parte tiene la finalidad de dirigir tu consciencia hacia el lugar donde se expresan las emociones: el cuerpo.
Normalmente, casi todos los occidentales vivimos medio disociados de nuestros cuerpos, experimentando la vida desde la cabeza, desde la mente. En gran medida, desconectados de todas las sutilezas de la experiencia corporal. Éste es un mal de todos normalizado, no te pasa sólo a ti.
En esta parte se trata de revertir esa tendencia durante un rato, enfocando la atención en tu cuerpo, fijándote en qué siente tu cuerpo, y dónde.
4️⃣ Localiza la emoción 🔍
Al prestar más atención a tus propias sensaciones físicas, es cuando puedes empezar a percibir las sensaciones emocionales, que son igualmente sensaciones físicas, pero con nombres y apellidos: están el miedo, la culpa, la rabia, la tristeza… cada una de estas emociones se siente distinta en el cuerpo, pero todas se expresan físicamente como sensaciones corporales.
En esta parte de la técnica, se trata de detectar en qué parte del cuerpo notas más fuerte o con mayor intensidad la emoción, la que sea (o las emociones, pues a veces aparecen varias a la vez).
☝️ Tip: las emociones se suelen expresar (y alojar, si no son expresadas) siempre en las mismas zonas del cuerpo: la garganta, el pecho, la boca del estómago, las tripas, y la zona uro-genital. Es decir, entre el cuello y el tronco. No me preguntes por qué, porque no lo sé, pero las emociones no se suelen expresar en las extremidades ni en la cabeza, aunque sus somatizaciones físicas a largo plazo sí pueden hacerlo.
5️⃣ Mídela 📏
El siguiente paso consiste en asignarle una intensidad a lo que estás sintiendo, pero utilizando un recurso simbólico: el tamaño. Tienes que imaginar que tu emoción es una masa física con un tamaño determinado, ocupando un espacio en tu cuerpo, y determinar si te parece que esa masa de energía emocional es grande, mediana, o pequeña.
6️⃣ Nómbrala 🏷️
Tras haber localizado en tu cuerpo a la emoción y haber determinado su “tamaño” (su intensidad), toca darle un nombre.
Se trata de asignarle una etiqueta neutral, de llamarla por el tipo de emoción que es, no de hacer una descripción elaborada.
Es decir, ¿es miedo, rabia, tristeza, vergüenza, o rechazo?
En realidad no hay tantas emociones incómodas básicas, tan sólo hay unas cuantas familias de emociones:
Esta manera de clasificar las emociones incómodas es sólo una de las muchas formas en que se puede hacer. No existe un “catálogo oficial” de emociones. A mí personalmente esta forma de clasificarlas me gusta porque es sencilla, pero te la pongo sólo como una opción entre las muchas que hay.
7️⃣ Ábrele espacio 🌊
Ahora hay que “abrir un espacio” en el cuerpo a la emoción mediante la respiración, para que ésta pueda expresarse. Aunque la emoción se sienta desagradable.
Se trata de respirar profundamente, sin tampoco hiperventilar, mientras prestamos atención simultáneamente a la sensación de la respiración y a la sensación emocional.
Es muy importante que, a partir de este paso, tratemos de no dar cancha o espacio a los pensamientos: la mente interrumpirá con ideas, intentará aportar opiniones, comparaciones, juicios, recuerdos, asociaciones… contenidos mentales relacionados con la emoción, pero que en estos momentos no solo no ayudan, sino que normalmente lo empeoran todo.
Esta parte de Abrazar la emoción se parece a una meditación. Hay que intentar no desenfocar la atención del cuerpo en ningún momento (al menos intentarlo), y devolverla al cuerpo cada vez que se nos vaya con los pensamientos.
Este paso en concreto tiene un beneficio específico en el aprendizaje: al descubrir que eres capaz de sostener la presencia de la emoción en tu cuerpo, respirando, aunque la sensación sea incómoda, aprendes que las emociones no pueden hacerte daño. Que puedes convivir con ellas temporalmente, y que no pasa nada.
Pero, para ello, tienes que sostener la atención al mismo tiempo en tu respiración profunda y en la emoción. Tienes que percibir simultáneamente que tu emoción está ahí, y que tú, aun así, eres capaz de seguir respirando.
Cuando llevas unos segundos o un minuto haciéndolo, te das cuenta de que puedes sostenerlo, que puedes vivirlo, puedes atravesarlo.
8️⃣ Acógela 🙏
Aquí es cuando vas a empezar a procesar físicamente la emoción; todos los pasos anteriores eran una preparación para éste.
Es un paso teóricamente sencillo, pero en realidad es el segundo más difícil de todos (tras el paso inicial) porque en éste se suelen dar los desbloqueos físicos, los llantos… la expresión física de la emoción.
Se trata de que, mientras continúas haciendo todo lo que estabas haciendo en el paso anterior (centrando tu atención en tu respiración y en la emoción, y no en los pensamientos), le hables a tu emoción con ternura, con cariño.
Le puedes “hablar” mentalmente o en voz alta. Y le dices lo siguiente: “TE ACOJO.”
Y lo repites, y lo repites… mucho mejor si lo haces al ritmo de tu respiración, una vez en cada exhalación: inhalas, y mientras exhalas, entonces piensas o susurras: “Te acojo…”.
El propósito de repetirle a tu emoción ese mensaje es que tu ego (tu personalidad) baje las defensas y se rinda a la experiencia física.
Esto te puede costar más o menos, dependiendo de qué emoción sea, qué intensidad tenga, cómo estés tú, y cuánta resistencia suelas tener a sentir ese tipo concreto de emoción.
Pero se trata de sostener la incomodidad con paciencia y sin forzar.
Y abrazarla con tu respiración, tu plena presencia, y tu apertura.
Si le pones suficiente intención a las palabras “TE ACOJO” (si lo dices de verdad), entonces la energía emocional empezará más temprano que tarde a movilizarse para salir de tu cuerpo.
Suele pasar que al principio aumenta de intensidad, aunque no siempre es así.
También es habitual que notes que se mueve por tu cuerpo, que cambia de posición, o que se expande. No pasa nada. Es normal, sigue adelante. Continúa con la práctica, sin perder el foco. Aguanta el timón del barco.
Cuando le das el suficiente espacio interno, la emoción puede expresarse y salir de muchas maneras distintas. Y todas ellas están bien.
Lágrimas, gemidos o llantos suelen ser lo más común. También los temblores (suaves).
No te asustes con las manifestaciones o expresiones emocionales que a tu organismo le dé por utilizar. Confía en la inteligencia natural que está dirigiendo el proceso.
Si lloras está bien, si tiemblas o gimes o lo que sea, está bien.
También está bien si no lo haces, mientras no sea porque te estás resistiendo a acoger/aceptar/abrazar a la emoción.
No siempre las emociones se liberan con expresiones físicas visibles.
Cualquier cosa que a tu cuerpo le dé por hacer (o no hacer) estará bien: será su manera de procesar esa emoción en ese momento (no siempre lo hará igual, y si practicas lo suficiente, lo verás).
👶 Un truco: Si notas que, al decirle a tu emoción “Te acojo”, no se lo estás diciendo de verdad, con verdadera intención de acogerla, puedes utilizar un recurso simbólico para ayudarte a soltar las resistencias:
Imagínate que la emoción que estás sintiendo es un bebé pequeño, o un animalillo, que está justo donde tú notas la emoción en tu cuerpo.
Imagínatelo ahí, e imagina que está sufriendo justo igual que tú. Que se siente justo como tú te estás sintiendo, y que necesita ayuda y consuelo.
Con un bebé o un animal que sufre no puedes razonar para aliviarles su sufrimiento, ni argumentarles por qué no deberían sentirse como se están sintiendo. Lo único que te queda para reconfortarlos es abrazarlos.
Imagina entonces que abrazas al bebé/animal, y que es a él a quien le dices “TE ACOJO”.
Al bajar las barreras y vencer las resistencias a sentir la emoción, al abrazar tu emoción de esta manera, la estás integrando como parte de ti, pero con tu más elevada consciencia, lucidez y Amor.
Paradójicamente, cuando haces esto, la emoción puede completar su ciclo natural y marcharse: la emoción aparece → la sientes → se expresa → se marcha.
☝️ Pero recuerda: no estás acogiendo a la emoción para que se vaya. La estás abrazando porque es una parte de ti, que necesita de tu amor/aceptación para poder liberarse y cumplir su función.
Con un poco de paciencia y manteniéndote enfocado/a en respirar, acoger a tu emoción sin resistirte a ella, y no dejar que los contenidos de tu mente interfieran, llegará un momento en que, inevitablemente, notarás que la intensidad de la emoción empieza a disminuir.
No te metas prisa para llegar a este punto, pues las emociones no responden a la fuerza bruta.
Esta parte del proceso puede ser más o menos larga. Te puede llevar desde 1 minuto hasta media hora o más, dependiendo de lo profundo y antiguo que sea lo que estás procesando.
9️⃣ Tócala 🤚
Cuando notes que la intensidad/tamaño de la emoción está empezando a disminuir, y ya no es tan “grande”, entonces puedes dejar de repetir las palabras “Te acojo” y pasar a la última fase del proceso:
Llévate la palma de la mano a la zona donde sientes la emoción, y continúa respirando con ella. Coloca tu mano donde tu intuición te guíe, donde te pida el cuerpo, y presiona muy levemente. Siente el calor y la suave presión de tu mano justo ahí, apoyándote, sosteniéndote.
🔟 Acéptate 💖
Mientras sientes el tacto de la palma de tu mano y continúas respirando como hasta ahora, por último, vas a decirte unas palabras que te ayudarán a aceptarte y respetarte a ti mismo/a en tu emocionalidad.
Así como en el paso nº 8️⃣ le hablabas a la emoción/bebé, ahora te vas a hablar a ti. De nuevo, puedes hacerlo internamente en tu mente, o en voz alta, como tú sientas/quieras. Repite lenta y conscientemente lo siguiente:
”A pesar de que siento este … (miedo/rabia/tristeza, etc.), ME AMO Y ME RESPETO PROFUNDAMENTE.”
Pon un especial énfasis en la parte de “me amo y me respeto profundamente”.
Tienes que decirlo con toda la intención que seas capaz de poner a tus palabras, casi como quien lanza un hechizo (en este caso, un hechizo de magia blanca 😉).
Probablemente, al principio no te creas lo que dices. Esto es normal, porque estás verbalizando algo que va en contra de todo lo que te han enseñado desde la cuna.
Pero, aunque tu ego (tu personalidad) se resista a dejar entrar esas palabras, contienen una Verdad Mayor a la que tienes que intentar abrir tu corazón. Por eso es que tienes que repetir la frase una y otra vez.
Las primeras veces, la frase te sonará “hueca”, falsa, ridícula, o te causará incomodidad. Pero da igual, tú sigue adelante, enfocándote en decir las palabras y abrirte a ellas.
Si persistes con tranquilidad y paciencia (recuerda, sin forzar), llegará un punto en que tu ego se rendirá y dejará entrar la Luz que hay contenida en las palabras que te estás diciendo.
Llegado este punto, es posible que te emociones y te dé por llorar. Es normal, y no pasa nada. Si te pasa, es que estás dejando entrar el Amor en partes de ti que lo añoraban desde hacía mucho tiempo.
Y si no te pasa, también estará bien. Simplemente continúa repitiéndote la frase hasta que notes que empieza a entrar en ti, que empieza a “calar”. Lo notarás cuando sientas que las palabras empiezan a tener sentido, que empiezan a ser verdad para ti.
Llegará un punto en que estés de acuerdo con lo que estás diciendo, y notes tu cuerpo calmado (y, posiblemente, cansado).
Aquí es cuando habrás concluido el proceso de Abrazar la Emoción.
El proceso de atravesar una emoción con consciencia y Amor puede ser muy distinto de persona a persona, y de ocasión en ocasión, pero al final del camino siempre queda una sensación de profunda Paz. Una Paz con “P” mayúscula, que proviene de una parte de nosotros que está más allá de nuestro ego. Es la paz del alma, similar a la calma que queda flotando en el ambiente tras una fuerte tormenta.
Practicar hasta integrar ⏩
Como te decía al explicar el paso nº 1️⃣, ésta técnica funciona mucho mejor cuanto más practiques con ella.
Con el paso del tiempo, al interiorizarla, no sólo te aprenderás de memoria los pasos, sino que pasarás de uno a otro con mayor rapidez y fluidez. Lo que en un principio te costaba gestionar más de media hora, se convertirá en 5 minutos de práctica, o incluso menos.
Para que te hagas una idea, hay ocasiones en las que gestiono algunas emociones en lo que tardo en inhalar y exhalar 2 ó 3 veces, sin necesitad de hacer ningún gesto ni repetir ninguna frase, simplemente porque ya tengo la actitud correcta interiorizada.
Al final, de lo que trata esta técnica es de que te acostumbres a procesar físicamente tus emociones sin ofrecerles resistencia, y abrazándolas con apertura y neutralidad.
Una vez que la técnica ha logrado enseñarte a hacer eso mediante toda la serie de “trucos” y pasos que te he explicado, su trabajo ya está completado. A partir de ese punto, hay pasos de los que puedes prescindir, modificar, o fusionar entre sí.
Esto hace que la ejecución sea cada vez más sencilla y rápida, pero para poder reducirla y simplificarla tienes que haber practicado con ella lo suficiente hasta memorizarla.
Es como cuando aprendimos a escribir a mano, trazando primero las formas estandarizadas de las letras una y otra vez hasta integrar los gestos, para después desarrollar cada cual su propio estilo manuscrito.
El resultado de practicar (insisto, con el tiempo y la insistencia) es que te acostumbras a abrazar todas tus emociones con bastante rapidez y facilidad. Te conviertes en aquél árbol firme y estable del que te hablé en la primera carta de esta serie, al que los vendavales sólo le mueven un poco las ramas, pero sin derribarlo.
Por otro lado, hay otro beneficio secundario (pero importante) de practicar con este sistema, y es que nos ayuda a vaciar las “bolsas de dolor” acumulado durante años o décadas.
Cada pequeño suceso cotidiano que nos roza antiguas heridas se convierte en una oportunidad para contactar con temas que permanecen sin sanar, y sanarlos.
Si nos permitimos vivir la experiencia y sabemos cómo gestionar esas emociones antiguas que se despiertan como cacofonías del pasado, estaremos vaciando un poco nuestra mochila emocional. Sacando y devolviendo a la tierra una pequeña piedra de las que llevamos en la mochila, una cada vez.
Es una forma muy orgánica y amable de ir solucionando temas emocionales antiguos en el día a día, que es donde se manifiestan sus ecos.
Cómo practicar 🚗
Para aprender a usar esta técnica, es necesario que la practiques con emociones reales que sientas de verdad.
De la misma manera que no se aprende a conducir un vehículo simplemente aprendiéndose el código de circulación (hay que circular físicamente con el coche para aprender a conducirlo), las emociones no se aprenden a gestionar en teoría.
No vale simplemente con memorizar los pasos y esperar a que suceda algo en tu vida que te requiera gestionar emociones intensas… de hecho, esto no te serviría de nada, pues a la hora de la verdad, cuando estamos atenazados y sobrepasados por emociones fuertes, sólo disponemos de aquellos recursos internos que ya teníamos sobradamente interiorizados de antes.
Las herramientas que no tenemos integradas del todo son las que menos recordamos cuando las emociones se ponen intensas.
Por eso, lo mejor que puedes hacer es generar “entornos controlados” en los que te puedas permitir sentir emociones de forma segura y con intensidades manejables, para aprender poco a poco, e integrar la técnica hasta el punto de que te surja natural utilizarla cuando más lo necesites.
Esto lo puedes hacer de varias maneras:
Trayendo al presente el recuerdo de algún suceso que aún hoy te causa alguna emoción difícil.
Aprovechando alguna emoción que ya tengas en el momento, que no sea tan intensa.
Utilizando la música.
🔸 Te recomiendo que las primeras veces practiques con el audio-guía que hay más abajo, hasta memorizar los pasos.
Si lo haces así, tendrás que practicar utilizando el recuerdo de alguna emoción, o bien con alguna emoción que te surja en el momento o que tengas ese día.
🔸 Una vez que hayas memorizado los pasos, puedes probar a practicar con música, de algún tipo que te resulte conmovedor.
Si usas la música, es preferible que no tenga letra, que sea solamente instrumental (para que las palabras no te generen pensamientos).
Y que la escuches con auriculares, a todo volumen (¡tampoco te revientes los tímpanos!).
🎵 Hay una canción en concreto que yo solía utilizar a menudo para enseñar esta técnica, y es Time, de Hans Zimmer (de la banda sonora de Inception/Origen).
Respecto a cuándo practicar, esto dependerá de ti y tus circunstancias. Es cierto que las cosas que practicamos a diario se nos quedan antes, pero si no puedes sacar 20 min. cada día para esto, hazlo unas cuantas veces por semana; yo te diría que te comprometieses contigo mismo/a a hacerlo un número determinado de veces por semana, como 2 ó 3, por ejemplo.
Lo más importante, CRUCIAL, es que, cuando estés haciendo la práctica, estés a solas. Y que tu soledad sea sagrada, en el sentido de que nadie ni nada te pueda interrumpir.
🎙️ Y aquí va el audio-guía:
Y hasta aquí la carta de hoy, y la serie completa. Gracias y enhorabuena por acompañarme hasta aquí, ¡ha sido un camino largo! 😄
Espero que te haya gustado pero, sobre todo, espero que te haya resultado útil para tu día a día.
Las personas altamente sensibles, emotivas y empáticas solemos necesitar bastantes herramientas y trucos para mantener un equilibrio emocional en el día a día, por eso quería compartir sobre este tema contigo.
Para acabar, me encantaría saber dos cosas:
1) Tu opinión personal sobre esta serie de cartas y lo que he tratado en ellas, sobre todo cualquier cosa que te haya resonado especialmente.
2) Si pones en práctica la técnica de Abrazar la Emoción, me gustaría saber si te resulta de ayuda, cómo y en qué.
Puedes comentarme lo que quieras en los comentarios, o respondiendo a este mismo e-mail (si me estás leyendo en formato e-mail).
Nos vemos en la siguiente carta, en 2 semanas, como siempre en sábado.
Hasta entonces, que tengas unos días llenos de emociones muy cómodas. 😉 Y, las que no lo sean, que las puedas abrazar sin problema.
Besos,
Clara. 🌾
Disclaimer importante: todo lo aquí expresado es tan solo una opinión personal, inevitablemente sesgada y limitada por mis experiencias vitales, mi personalidad, y la información de la que dispongo hasta este momento. Te ruego que no tomes nada de lo que digo en mis publicaciones como un consejo profesional de ningún tipo, pues no lo es, ni puede serlo.
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La respiración abdominal consiste en inhalar y exhalar (a poder ser, por la nariz) involucrando conscientemente al diafragma, de manera que el vientre se expande y contrae con la respiración.
En yoga se enseña este tipo de respiración como la “respiración natural” del ser humano, pues es la que los niños pequeños utilizan de forma permanente, y que los adultos dejamos de utilizar debido al estrés al que estamos habitualmente sometidos.
👉 La manera más sencilla de practicar la respiración abdominal es inflar o sacar la tripa consciente y voluntariamente al inhalar, y después dejar que el vientre vuelva a su posición original al exhalar.
Se trata de abrir más espacio en la parte baja de los pulmones, zona que solemos dejar sin utilizar debido al estrés cotidiano, que provoca inconscientemente que respiremos utilizando únicamente la mitad superior de los pulmones.
La clave está en sacar la tripa lo suficiente, pero sin que llegue a molestar, y mantener la consciencia puesta ahí durante unos minutos.
Si quieres leer un poco más sobre los beneficios de esta forma de respirar, puedes entrar en este enlace.
¡Clara! Gracias por compartir tu sabiduría, es muy generoso que muestres esta técnica paso a paso y que nos regales un audio. La pondré en práctica.
¡Sistematizar estos momentos de bullicio emocional me parece muy útil para muchxs!
Gracias por tus cartas y el cariño que le pones ✨🌼
Tenía ganas de llegar a tu última carta para cerrar el círculo de todo lo que estabas compartiendo, que sé que más que un círculo es una espiral 。𖦹° que seguirás desarrollando, y espero que compartiendo aquí con todes nosotres ♡
La verdad es que este tipo de ejercicios de conexión con las emociones van muy bien, que son muy pertinentes al menos aquí en Occidente. Ya en el pasado interpretamos mal las ideas platónicas al establecer un dualismo artificial de la realidad, o lo hicieron tras su lectura dentro de los ámbitos cristianos, y Descartes acabó de fastidiarlo todo al, literalmente, separar lo mental de lo físico como dos fundamentos independientes. No fueron lecturas inocentes porque fundamentaron cosmovisiones sociales enteras.
He hecho algunas meditaciones guiadas y me han venido muy bien, e incluso desde el asesoramiento filosófico dedicamos tiempo a invitar a parar a la persona asesorada para que conecte con lo que está sintiendo, para que deje de interpretarlo o razonarlo, lo que generalmente supone negarlo mediante críticas y prejuicios. Para que lo vea, "sencillamente".
No he escuchado toda la audio-guía porque como dice Isabel me gustaría más practicarla, que para eso la has hecho con mimo. Pero sí he empezado a reproducirla, y quería decirte que además tienes una voz muy pausada y hermosa que realmente alienta a relajarse y dejarse llevar.
Un abrazote!