Esta carta de hoy a sido como mirarme en un espejo. Por vivencias, por sentimientos y sobretodo porque soy de esas que no saben pedir ayuda. El hecho de que alguien me la pida me hace sentirme válida, útil y necesaria, sea para lo que sea.
En mi vida soy de esas que va con el radar puesto por si alguien me necesita y desconectado si esa persona soy yo.
Gracias por esta carta tan personal y tan valiente. Has calado muy hondo con este escrito.
Un abrazo y aquí te dejo ese té rojo con vainilla y un chorrito de leche de arroz que tanto te gusta
…que por cierto nunca he probado y suena delicioso 😋 😉🤗
Jeje... sí que está rico! 😉 Qué feliz me haces con tu invitación, Alma, que siento que va más allá de lo económico: me llega como un abrazo. 🥰🥰
Pero, sobre todo, me alegra que la carta de hoy te haya ayudado a verte reflejada en mi espejo. Qué bonito cuando resonamos tan fuertemente con otras personas, ¿verdad? Al final... es que nuestras experiencias nunca son totalmente únicas, son muy parecidas a las de muchas otras personas. Pero hasta que no las contamos, no damos a los demás la posibilidad de resonar con ellas y darnos cuenta de que no estamos solos/as en las cosas que nos pasan.
Y me da la sensación que la dificultad para dejarse ayudar es una experiencia relativamente común hoy en día, aunque creo que no se habla mucho de ello, no?
Espero que la imagen que has visto reflejada en mi historia te haya ayudado a mirarte a ti misma, y a este tema, con cariño. 💜
Hay que ser muy valiente para exponerse como tú lo haces, te admiro mucho por ello y también lo agradezco. Leerte muchas veces es sanador. Y me encanta que recibas ese té tal y como yo te lo envío, como un abrazo.
En estos momentos la mayoría de los tés que tomo son conmigo misma, salen más económicos 😅 así que esa pequeñita parte de presupuesto la comparto contigo porque si pudiera hacerlo en persona estaría encantada de invitarte igualmente. 🤗
Gracias por tus palabras, Alma. Me animan mucho a seguir en esta aventura que es desnudarse un poquito por el Bien Común. Jeje…😄 Es algo bastante nuevo para mí, y está siendo sanador. También esto.
Muchas gracias por compartir cosas tan dolientes. Alguna me resuena, y si, lo de pedir ayuda, regulinchi…
En mi caso adicional, con la presión del “los hombres no lloran” (la perspectiva de género juega en nuestra contra en algunos asuntos, pero ese es un melón pelicoroso).
Gracias a ti, Sergio. 😊 Por gastar tu ratito leyéndome, y por pasarte a comentar. Y tiene todo el sentido el apunte que haces sobre el género: entiendo que para los hombres lo de pedir ayuda sea aún más difícil que para las mujeres, en general. Aunque supongo que habrá excepciones, como en todo.
En eso, yo me siento casi más cercana a la dificultad para pedir ayuda que imagino en un hombre, que la que veo a mi alrededor en otras mujeres.
La verdad es que este sería un buen tema de debate, pero es cierto que es un "melón" que no sé si merecería la pena intentar abrir. 😅
Quizá porque también he crecido con esa absurda idea —tan bien instalada en nuestra cultura— de que pedir ayuda es sinónimo de debilidad, de que uno debe bastarse siempre a sí mismo, como esos faros solitarios que aguantan todas las tormentas sin derrumbarse nunca. Y claro… así acabamos: con las paredes llenas de grietas, pero aparentando firmeza.
Yo no tuve episodios cruentos en la infancia, pero confieso que he tenido que ir aprendiendo (a base de tropiezos, como casi todo en la vida) que hay una profunda dignidad, y también valentía, en admitir que no podemos solos con todo. Que pedir ayuda no nos empequeñece, sino que nos humaniza.
Gracias por tu honestidad, por desnudarte así, con esa mezcla de humildad y coraje que te caracteriza. Porque abrir las costuras de las propias heridas es un acto de generosidad, y lo que has hecho aquí es exactamente eso: regalarnos tu proceso, tu vulnerabilidad, sin máscaras. Y eso, amiga, es hermoso. 💜
Me quedo con la imagen de esa conexión de corazón a corazón que se abre en cada acto de pedir y ofrecer ayuda. Porque sí, juntos es mejor… y más llevadero, y más bonito.
Te mando un abrazo grande, sanador, de esos que no hacen falta pedir, porque llegan solos. 🤗
No tenemos las mismas razones para no pedir ayuda pero a ambos nos cuesta parece ser. La anecdota de esa señora es curiosa, parece que si se pide algo con esa actitud alegre y extrovertida, siempre que sea genuino uno es mas proclive a ayudar pero a nosotros, por supuesto, no nos sale.
En mi caso es un tema de balanza, soy poco sociable, aprecio mucho el estar solo y entonces cuando me hace falta algo pienso que yo nunca estoy (o no se me pide) cuando es necesario, no porque niegue esa ayuda, sino porque no estoy tan presente y se me hace bola pedir yo algo si no he dado algo antes.
Hola Sacro, lo que cuentas es un aporte muy interesante al tema. Gracias por pasarte por aquí a comentarlo. Y te entiendo, porque yo comparto tu deseo de que haya siempre una justicia en el tomar y el dar. Imagínate, si ya me cuesta pedir ayuda a alguien para quien sí estoy o he estado disponible (en la medida en que yo puedo), me cuesta mucho más si no es así.
Pero también pienso, y te lo digo por si te sirve, que la ayuda debería ser desinteresada para que pueda ser llamada "ayuda". Si no, es más una "transacción de apoyo mutuo".
Y, por más que ambas cosas están bien, creo que abrirnos a la pura ayuda (en los casos en los que no podemos dar nada a cambio) es un gesto de humanidad hermoso. Y también es hermoso para quien da la ayuda de corazón.
No todo el mundo espera recibir algo a cambio cuando da una ayuda; incluso hay ocasiones en que la persona se puede sentir mal porque te esfuerces en darle algo a cambio, pues estás convirtiendo, sin querer, algo que era un gesto de aprecio o de pura amabilidad, en una "transacción".
Esto me ha pasado a mí en ambos sentidos, cuando yo he dado una ayuda desinteresada que luego la otra persona se ha esforzado en devolverme de alguna manera (haciéndome sentir un poco incómoda, porque mi intención no era esa), y cuando yo me he esforzado sobremanera por devolverle el "favor" o el "gesto" a la persona que me prestó la ayuda, haciéndole sentir mal a ella (sin querer).
Con esto no quiero decir que no vea necesario el "toma y daca" en las relaciones, el equilibrio en el dar y el tomar. Sí que creo que es muy importante que, en el cómputo general de una relación, a rasgos generales, haya un equilibrio. Pero pienso que también es aceptable, a veces, dar sin recibir, y recibir sin dar, si no se convierte en una normalidad. ¿No crees?
Este es un tema que daría para mucho, o al menos a mí me interesa muchísimo. 😌 Y me encantará saber qué piensas tú sobre todo esto. Con la calma, sin prisa, que sé cómo vas de tiempo.
Empatizo con toda tu historia, Clara. Me pasa lo mismo 100% por los mismos motivos. Me guardo la anécdota del mueble para recordarla cuando necesite ayuda (incluso si creo que puedo hacerlo sola). También sigo aprendiendo. ❤️🩹
“Juntos es mejor” va a ser mi mantra de cabecera en los próximos meses, ya lo veo venir… 😌 Me alegra que mi historia te haya resonado, Amparo. Aunque lo que no me alegra tanto es que compartas todas las mismas causas que yo en tu dificultad para pedir y recibir ayuda, la verdad. Lamento que tú también tuvieras que vivir cosas j*didas en relación a este tema.
Pero vamos poquito a poco a avanzar en este reto. 💪💪
Juntos es mejor! Me encanta el simbolismo de esa pequeña escena. A mí también me cuesta pedir ayuda en ciertas cosas y tiendo a dar de más incluso si no me la piden. Esto último es lo que más me estoy trabajando últimamente. Gracias por tu valentía al compartir, como siempre! 💜
Síii... yo estoy enamorada del recuerdo de aquella señora, cada vez más. 😄
Gracias a ti, por pasarte por aquí a compartir tu resonar.
Lo que comentas de dar de más, incluso si no te lo piden... iba a decir que me costó mucho dejar de hacerlo... pero, pensándolo bien, creo que aún lo sigo haciendo en algunos casos. 😳 Así que gracias por comentarlo, porque no me había dado cuenta de ello!
Es un "mal vicio" que creo que cuesta quitarse porque tiene una parte de tendencia natural sana/bonita, y otra de miedos y lastres. ¿No te parece?
Creo que escribiré sobre esto en otra carta, porque el tema "ayudar a otros/as" es un temazo para las personas neptunianas. 😬
Puede que tú no tengas ahora mismo en tu círculo inmediato a muchas personas a las que poder pedir ayuda con tranquilidad... O que no sepas identificar a quiénes sí que podrías pedir ayuda sin problemas. ¿Sabes identificar a las personas "bonicas"?
Me llega el abrazo, Jaime. 😊 Gracias por tus palabras, siempre llenas de cariño y apreciación.
Intuía que el tema de pedir y recibir ayuda podía ser algo con lo que muchas personas resonaran, por eso me animé a compartir sobre ello. Y es que, por unas cosas o por otras, cada cual con su bagaje y circunstancias, parece que la dificultad para pedir ayuda es un mal de nuestro tiempo. 😑
También te digo que creo que el ir cumpliendo años nos aboca casi de forma inevitable a tener que abrirnos a recibir ayuda. Cuando tienes 20 años, con un cuerpo y una mente llenitos de energía, y aún sin el temple que dan los grandes golpes de la vida, es fácil pretender prescindir de pedir ayuda. Pero según vamos madurando y gastando fuerzas, creo que es normal ir haciendo poco a poco las paces con la interdependencia. No crees?
En fin, gracias por leerme, Jaime. Te mando otro gran abrazo de vuelta. 🤗
Esta carta de hoy a sido como mirarme en un espejo. Por vivencias, por sentimientos y sobretodo porque soy de esas que no saben pedir ayuda. El hecho de que alguien me la pida me hace sentirme válida, útil y necesaria, sea para lo que sea.
En mi vida soy de esas que va con el radar puesto por si alguien me necesita y desconectado si esa persona soy yo.
Gracias por esta carta tan personal y tan valiente. Has calado muy hondo con este escrito.
Un abrazo y aquí te dejo ese té rojo con vainilla y un chorrito de leche de arroz que tanto te gusta
…que por cierto nunca he probado y suena delicioso 😋 😉🤗
Jeje... sí que está rico! 😉 Qué feliz me haces con tu invitación, Alma, que siento que va más allá de lo económico: me llega como un abrazo. 🥰🥰
Pero, sobre todo, me alegra que la carta de hoy te haya ayudado a verte reflejada en mi espejo. Qué bonito cuando resonamos tan fuertemente con otras personas, ¿verdad? Al final... es que nuestras experiencias nunca son totalmente únicas, son muy parecidas a las de muchas otras personas. Pero hasta que no las contamos, no damos a los demás la posibilidad de resonar con ellas y darnos cuenta de que no estamos solos/as en las cosas que nos pasan.
Y me da la sensación que la dificultad para dejarse ayudar es una experiencia relativamente común hoy en día, aunque creo que no se habla mucho de ello, no?
Espero que la imagen que has visto reflejada en mi historia te haya ayudado a mirarte a ti misma, y a este tema, con cariño. 💜
Ahí va un abrazo enorme, Alma: 💕🤗💕
Hay que ser muy valiente para exponerse como tú lo haces, te admiro mucho por ello y también lo agradezco. Leerte muchas veces es sanador. Y me encanta que recibas ese té tal y como yo te lo envío, como un abrazo.
En estos momentos la mayoría de los tés que tomo son conmigo misma, salen más económicos 😅 así que esa pequeñita parte de presupuesto la comparto contigo porque si pudiera hacerlo en persona estaría encantada de invitarte igualmente. 🤗
Eso sería algo hermoso, desde luego... 😊
Gracias por tus palabras, Alma. Me animan mucho a seguir en esta aventura que es desnudarse un poquito por el Bien Común. Jeje…😄 Es algo bastante nuevo para mí, y está siendo sanador. También esto.
😌🙏
Muchas gracias por compartir cosas tan dolientes. Alguna me resuena, y si, lo de pedir ayuda, regulinchi…
En mi caso adicional, con la presión del “los hombres no lloran” (la perspectiva de género juega en nuestra contra en algunos asuntos, pero ese es un melón pelicoroso).
Gracias como siempre ✨🙏
Gracias a ti, Sergio. 😊 Por gastar tu ratito leyéndome, y por pasarte a comentar. Y tiene todo el sentido el apunte que haces sobre el género: entiendo que para los hombres lo de pedir ayuda sea aún más difícil que para las mujeres, en general. Aunque supongo que habrá excepciones, como en todo.
En eso, yo me siento casi más cercana a la dificultad para pedir ayuda que imagino en un hombre, que la que veo a mi alrededor en otras mujeres.
La verdad es que este sería un buen tema de debate, pero es cierto que es un "melón" que no sé si merecería la pena intentar abrir. 😅
Nahhh con señalar el melón suficiente 🙃🤗🤗🤗
Jajaja! Qué crack... 🤣
👉🍈
Querida Clara,
Te leo y me reconozco.
Quizá porque también he crecido con esa absurda idea —tan bien instalada en nuestra cultura— de que pedir ayuda es sinónimo de debilidad, de que uno debe bastarse siempre a sí mismo, como esos faros solitarios que aguantan todas las tormentas sin derrumbarse nunca. Y claro… así acabamos: con las paredes llenas de grietas, pero aparentando firmeza.
Yo no tuve episodios cruentos en la infancia, pero confieso que he tenido que ir aprendiendo (a base de tropiezos, como casi todo en la vida) que hay una profunda dignidad, y también valentía, en admitir que no podemos solos con todo. Que pedir ayuda no nos empequeñece, sino que nos humaniza.
Gracias por tu honestidad, por desnudarte así, con esa mezcla de humildad y coraje que te caracteriza. Porque abrir las costuras de las propias heridas es un acto de generosidad, y lo que has hecho aquí es exactamente eso: regalarnos tu proceso, tu vulnerabilidad, sin máscaras. Y eso, amiga, es hermoso. 💜
Me quedo con la imagen de esa conexión de corazón a corazón que se abre en cada acto de pedir y ofrecer ayuda. Porque sí, juntos es mejor… y más llevadero, y más bonito.
Te mando un abrazo grande, sanador, de esos que no hacen falta pedir, porque llegan solos. 🤗
👉 🌷
No tenemos las mismas razones para no pedir ayuda pero a ambos nos cuesta parece ser. La anecdota de esa señora es curiosa, parece que si se pide algo con esa actitud alegre y extrovertida, siempre que sea genuino uno es mas proclive a ayudar pero a nosotros, por supuesto, no nos sale.
En mi caso es un tema de balanza, soy poco sociable, aprecio mucho el estar solo y entonces cuando me hace falta algo pienso que yo nunca estoy (o no se me pide) cuando es necesario, no porque niegue esa ayuda, sino porque no estoy tan presente y se me hace bola pedir yo algo si no he dado algo antes.
Un saludo 🥰
Hola Sacro, lo que cuentas es un aporte muy interesante al tema. Gracias por pasarte por aquí a comentarlo. Y te entiendo, porque yo comparto tu deseo de que haya siempre una justicia en el tomar y el dar. Imagínate, si ya me cuesta pedir ayuda a alguien para quien sí estoy o he estado disponible (en la medida en que yo puedo), me cuesta mucho más si no es así.
Pero también pienso, y te lo digo por si te sirve, que la ayuda debería ser desinteresada para que pueda ser llamada "ayuda". Si no, es más una "transacción de apoyo mutuo".
Y, por más que ambas cosas están bien, creo que abrirnos a la pura ayuda (en los casos en los que no podemos dar nada a cambio) es un gesto de humanidad hermoso. Y también es hermoso para quien da la ayuda de corazón.
No todo el mundo espera recibir algo a cambio cuando da una ayuda; incluso hay ocasiones en que la persona se puede sentir mal porque te esfuerces en darle algo a cambio, pues estás convirtiendo, sin querer, algo que era un gesto de aprecio o de pura amabilidad, en una "transacción".
Esto me ha pasado a mí en ambos sentidos, cuando yo he dado una ayuda desinteresada que luego la otra persona se ha esforzado en devolverme de alguna manera (haciéndome sentir un poco incómoda, porque mi intención no era esa), y cuando yo me he esforzado sobremanera por devolverle el "favor" o el "gesto" a la persona que me prestó la ayuda, haciéndole sentir mal a ella (sin querer).
Con esto no quiero decir que no vea necesario el "toma y daca" en las relaciones, el equilibrio en el dar y el tomar. Sí que creo que es muy importante que, en el cómputo general de una relación, a rasgos generales, haya un equilibrio. Pero pienso que también es aceptable, a veces, dar sin recibir, y recibir sin dar, si no se convierte en una normalidad. ¿No crees?
Este es un tema que daría para mucho, o al menos a mí me interesa muchísimo. 😌 Y me encantará saber qué piensas tú sobre todo esto. Con la calma, sin prisa, que sé cómo vas de tiempo.
Un abrazo! 💜
Empatizo con toda tu historia, Clara. Me pasa lo mismo 100% por los mismos motivos. Me guardo la anécdota del mueble para recordarla cuando necesite ayuda (incluso si creo que puedo hacerlo sola). También sigo aprendiendo. ❤️🩹
“Juntos es mejor” va a ser mi mantra de cabecera en los próximos meses, ya lo veo venir… 😌 Me alegra que mi historia te haya resonado, Amparo. Aunque lo que no me alegra tanto es que compartas todas las mismas causas que yo en tu dificultad para pedir y recibir ayuda, la verdad. Lamento que tú también tuvieras que vivir cosas j*didas en relación a este tema.
Pero vamos poquito a poco a avanzar en este reto. 💪💪
Juntos es mejor! Me encanta el simbolismo de esa pequeña escena. A mí también me cuesta pedir ayuda en ciertas cosas y tiendo a dar de más incluso si no me la piden. Esto último es lo que más me estoy trabajando últimamente. Gracias por tu valentía al compartir, como siempre! 💜
Síii... yo estoy enamorada del recuerdo de aquella señora, cada vez más. 😄
Gracias a ti, por pasarte por aquí a compartir tu resonar.
Lo que comentas de dar de más, incluso si no te lo piden... iba a decir que me costó mucho dejar de hacerlo... pero, pensándolo bien, creo que aún lo sigo haciendo en algunos casos. 😳 Así que gracias por comentarlo, porque no me había dado cuenta de ello!
Es un "mal vicio" que creo que cuesta quitarse porque tiene una parte de tendencia natural sana/bonita, y otra de miedos y lastres. ¿No te parece?
Creo que escribiré sobre esto en otra carta, porque el tema "ayudar a otros/as" es un temazo para las personas neptunianas. 😬
Un abrazote!
El 2 no va conmigo, el 4 medio medio, pero los otros puntos si. Casi nunca pido ayuda, porque tampoco sé a quién. Así que me arreglo sola
Puede que tú no tengas ahora mismo en tu círculo inmediato a muchas personas a las que poder pedir ayuda con tranquilidad... O que no sepas identificar a quiénes sí que podrías pedir ayuda sin problemas. ¿Sabes identificar a las personas "bonicas"?
Eso si, las hay❤️
Me llega el abrazo, Jaime. 😊 Gracias por tus palabras, siempre llenas de cariño y apreciación.
Intuía que el tema de pedir y recibir ayuda podía ser algo con lo que muchas personas resonaran, por eso me animé a compartir sobre ello. Y es que, por unas cosas o por otras, cada cual con su bagaje y circunstancias, parece que la dificultad para pedir ayuda es un mal de nuestro tiempo. 😑
También te digo que creo que el ir cumpliendo años nos aboca casi de forma inevitable a tener que abrirnos a recibir ayuda. Cuando tienes 20 años, con un cuerpo y una mente llenitos de energía, y aún sin el temple que dan los grandes golpes de la vida, es fácil pretender prescindir de pedir ayuda. Pero según vamos madurando y gastando fuerzas, creo que es normal ir haciendo poco a poco las paces con la interdependencia. No crees?
En fin, gracias por leerme, Jaime. Te mando otro gran abrazo de vuelta. 🤗
👉🏼🌺